sábado, 19 de diciembre de 2015

Reseña sobre el Templo El Buen Pastor

Los cristianos alabamos y bendecimos a Dios doquiera nos encontremos, pues vive en nuestros corazones. Como Iglesia nos congregamos para celebrar y testimoniar con los hermanos la fe que profesamos.

En Pie del Cerro, por muchos años, este encuentro de fe lo teníamos en una humilde y sencilla capilla que fue testigo de muchas conversiones, testimonios, celebraciones litúrgicas, recepción de Sacramentos..., vivencias que cada domingo hacían que fueran aumentando los feligreses venidos de La Victoria, Colonia Tovar, El Consejo, San Mateo, Turmero, Zuata, Cagua, San Francisco de Asís, Valencia, Caracas, otras ciudades del interior, hasta contar con gente venida de otros países. Se hizo pequeña para acoger a tanta gente.

Hace aproximadamente ocho años, vino de Valencia un laico muy comprometido con el Evangelio y en la Iglesia, hombre de oración intensa, a quien le llamó la atención la afluencia de gente, el fervor y lo que ahí se vivía. Se fue muy motivado y vino en alguna ocasión a dictar algún retiro espiritual. Después contó que, estando en oración, visualizó que ahí, en el mismo sitio de la capilla, se construiría un gran Templo al cual vendrían personas de otras latitudes a orar y alabar al Señor. Lo veía como un gran Centro de oración y adoración. Así lo comunicó a Fray Miguel Parra, sacerdote, religioso amigoniano, quien desde el año 1998 comenzó a celebrar la Eucaristía todos los domingos, además de las celebraciones del Año Litúrgico.

Fue pasando el tiempo. La idea del templo siguió rondando por la cabeza del fraile y, sobre todo, por su corazón. No se sentía digno de construir esta Morada  para el Señor, pero se sentía llamado fuertemente a poner manos a la obra.

-          Dios mío, ¿cómo? ¿con qué?
Siguió orando, esperando las luces del Espíritu. De repente, llegó el momento de iniciar. En la oración, el Señor le hizo sentir que sí, que contara con Él, que todo fluiría según Su querer, que confiara plenamente en Él.

Con esta certeza y sabrosura que da el Señor cuando nos ponemos en Sus manos, con entusiasmo y alegría, comenzó a dar los primeros pasos: hablar con la comunidad de Pie del Cerro, con el obispo de la diócesis, los superiores,  los cooperadores Amigonianos, bienhechores, amigos…


Comenzó a cumplirse la promesa del Señor: surgieron bienhechores generosos, se hicieron actividades para recoger fondos, la gente ha ido colaborando, dando su pote de pintura, pintando en familia… y así se ha ido construyendo... Tenemos la certeza de que poco a poco Dios seguirá bendiciendo Su casa, Hogar de acogida para sus ovejas en busca del Buen Pastor que les ofrece Vida y Vida en abundancia.

lunes, 21 de septiembre de 2015


SON 15 AL SERVICIO DE MÁS NECESITADO

Origen de la Cena Amigó

En una reunión en la finca Amigó, en la que se encontraban reunidos los Cooperadores Amigonianos que venían de Caracas y los primeros que se estaban formando en La Victoria, el P. Miguel y la Hna. Rosalía, la conversación versó -entre otros puntos- sobre la necesidad de realizar algunas actividades con el fin de recabar fondos para la construcción de la sede en la finca y mantener el Programa a favor de los muchachos con problemas.

Entre otras propuestas, se decidió hacer un evento anual de manera que se fuese institucionalizando. La idea era que la gente se fuera acostumbrando a participar cada año y que esperara esa fecha con expectativas. Así, se pensó en una Cena. Gustó la iniciativa. Las primeras se hicieron sin temática alguna en el Salón de la Venmex y en El Estadero, para unas 200 personas. En el año 2005 ya se hizo con comida árabe, la ambientación, la música, los bailes. Los árabes bienhechores de la Obra prestaron la máxima colaboración. El año siguiente 2006 fue alemana, en el 2007 italiana, en el 2008 fue almuerzo colombiano en El Recreo, cuyos dueños prestaron los patios y se reunieron alrededor de mil personas, en el 2009 mexicana en la cual cantó Toña Granado, en el 2010 almuerzo venezolano en lo que se llama ahora salón Yenaika, con la participación de Luis Silva, en el 2011 cena árabe, en el 2012 almuerzo portugués en el estacionamiento del Templo El Buen Pastor, aún sin finalizar, ambientación imitando una calle portuguesa y más de mil personas, en el 2013 Retro y el año 2014 española.
Cabe destacar  que hay un equipo organizador y de Relaciones Públicas que apoya la realización de esta actividad, dirigido hasta el año 2013 por Fray Miguel y que actualmente continúa con el mismo cariño apoyando a los religiosos que dirigen el Centro. Cada año, los ciudadanos de los diversos países se esmeran en colaborar para que la Cena o el Almuerzo sea un éxito. Hemos contado con artistas de la talla de Toña Granados, Floria Márquez, Laureano Márquez, Luis Silva, Alexander Barrios, grupos de baile de la Colonia Tovar, de la colonia Portuguesa, entre otros que alegran, animan y colaboran para lograr los objetivos. Desde sus inicios, Fray Miguel motivó a que todos fuesen vestidos con sencillez y elegancia y, en lo posible, con motivos del país representado ese año, pues es nuestra Fiesta, nuestra Cena Amigó, nuestro Almuerzo Amigó...

Por varios años, la animación de Zona Kids con Isolina a la cabeza, es fenomenal. Los hermanos Beirouti donan una moto para ser rifada y algunos empresarios hacen un donativo especial ese día. Varias tiendas y negocios aportan regalos para ser rifados durante el evento. Los servidores se preparan para dar lo mejor de sí en la atención de los invitados. Vienen personas de los Estados cercanos, de Caracas, de Carora... En fin, es una actividad que ha logrado su objetivo: apoyo para el Centro, es esperada por todos,  cada año nos preguntamos: ¿Cómo será el próximo año?
Alabo y bendigo al Señor por tantas bendiciones que derrama cada año en esta celebración que siempre se inicia en Su Nombre.

Hna. Rosalía C.


Ya en el 2015, hacemos remembranza al cumulo de experiencias vividas, durante estos 15 años, donde el común denominador fue el disfrutarse sin destruirse, y en ella, disfrutamos, y tenemos un ambiente fraternal. por tal razón, te invitamos a que disfrutes de estos 15 años de nuestro Centro de Crecimiento"Fray Luis Amigó".


Descripción: Logo JPG
Programa Semana aniversario CCIFLA
LUIS AMIGÓ;
Ven más allá
Domingo:
27-09-2015
Eucaristía y bendición de los ciclistas en el Templo
 Buen Pastos
9:30am
Lunes:
28-09-2015
Taller “Respuesta Amigoniana en la Victoria”
(Fr. Ezequiel Sierra)
Centro Fray Luis Amigó, 6:00pm
Miércoles:
30-09-2015
Filosofía de Vida
(Prof. Leidy Palma y Proclamados del Programa Amigó)
Centro Fray Luis Amigó
6:00pm
Jueves:
01-10-2015
Tránsito del P. Luis Amigó
Jornada de Oración de acción de gracias por el Carisma Amigoniano
(Grupo de oración)
Centro Fray Luis Amigó
6:00pm
Sábado:
03-10-2015
Gran Fiesta Amigó de 15 años
Casa de Eventos Yenayca, 5:00pm – 11:00pm
Domingo:
04-10-2015
Día de San Francisco de Asís
Eucaristía y bendición de las mascotas
Templo El Buen Pastor; 9:30am
“Quien Cambia su manera de pensar, cambia su vida”


UN POCO DE  HISTORIA (DESDE SUS INICIOS)
Centro de Crecimiento Integral Fray Luis Amigó.
Un poco de historia…
                                                                     Hna. Rosalía Cordero M.
                                                                                   Hermanita de los Pobres de Maiquetía

Hay años especialmente bendecidos por el Señor… Sus designios están escritos desde toda la eternidad, sellados por el amor infinito a sus hijos. Su misericordia, que no tiene límites, busca, en la fuente insondable de Su ternura, rescatarlos cuando el mal los absorbe en su vorágine absurda. Uno de estos años fue el 1997. Se me ocurre pensar que fue un año bendecido porque en él comenzaría una aventura de gracia y misericordia que sólo Dios conoce. No sé  mucho narrar historias. Me atrevo a narrar ésta porque es demasiado hermosa y, sin pensarlo, me vi envuelta en ella.

En el mes de junio, en una clara y soleada mañana, Fray Miguel Parra, religioso Terciario Capuchino (Amigoniano), se encontraba en la Clínica Dispensario Padre Machado que tenemos las Hermanitas en Montalbán, Caracas. La Sra. Zulay Orta me lo presentó y admiré su sencillez y disponibilidad. En esa época, no teníamos Capellán en un Hogar de ancianas que tenemos en El Valle, una populosa zona de Caracas, por lo que cada semana buscaba algún sacerdote para que  celebrara la Eucaristía, por lo menos, los domingos. Aproveché la ocasión y le pregunté si podía ir el domingo siguiente. Él, de una vez, me dijo que sí, que con mucho gusto iría de ahora en adelante y, en caso de que él no pudiese, otro de sus hermanos sacerdotes lo supliría. Así fue, y sigue siendo, porque hasta ahora, cada domingo, alguno de los Padres – actualmente, el P. Lorenzo Vicente -continúa brindando este servicio al Hogar y a la comunidad del Barrio San Andrés.

Al comenzar el año escolar, como Fray Miguel era el encargado de Orientación Religiosa de algunas Secciones en el Colegio Fray Luis Amigó de Bello Monte,  los alumnos comenzaron a hacer la labor social en el Hogar, compartiendo con las ancianas muchas actividades. Él y  el P. José María Martín, administraban los Sacramentos las veces que era necesario. Como buen observador, Fray Miguel se fijó en un terreno que estaba frente al Hogar y me pidió que me informase de quién era, ya que la Comunidad le había encomendado buscar un lugar para construir o tener una Obra que fuese acorde al carisma de los Religiosos Terciaros Capuchinos.
En Caracas había un buen Grupo de Laicos Cooperadores Amigonianos, cuyo animador espiritual era Fray Miguel; hacían sus reuniones, encuentros, retiros, etc. Participé en algunas reuniones y fui comprendiendo la riqueza del carisma amigoniano (La reeducación de los jóvenes con problemas) y me extrañaba que, con un carisma tan actual, basado en la espiritualidad del Buen Pastor y con tanta necesidad en el país, no tuviesen los Religiosos Amigonianos una Obra específica de su Congregación. Creo que esto me animó a apoyar desde el inicio este Proyecto, y considero una gracia del Señor que nos haya regalado esta ocasión de compartir nuestras experiencias carismáticas. Digo esto porque, personal y comunitariamente, ha sido un gran enriquecimiento para ambas Congregaciones. Sólo Dios sabe los beneficios espirituales que hemos recibido varias Hnas. de los Pobres en este intercambio a lo largo de estos casi 11 años.

Una pareja de Maracay que también participaba en el retiro, le dijo a Fray que ellos estaban vendiendo una parcela en el Sector La Yegua de San Diego de los Altos, Edo. Miranda, y creían que podía servir para la obra que la  Congregación Amigoniana quería hacer. Al finalizar, varios nos fuimos a ver la parcela, todos emocionados. Nos encantó. Una colina bien hermosa, con una vista panorámica espectacular. En una hectárea y media había una casa grande, que de una vez pensamos estaba buenísima para los frailes; una casa más pequeña de dos pisos, para los terapeutas, y un galpón bastante grande de tres pisos que, acondicionándola, estaba  de lo mejor para los muchachos. Tenía una pequeña piscina y jardines bien cuidados; una pintura de la Virgen de Coromoto daba la bienvenida…

El precio era de Bs. ciento veinte millones. Ésta es una zona residencial, aislada de la ciudad, pocas casas, ambiente bueno, por lo que los precios son altos. Negociando, nos lo dejaron en ciento diez. Pues nada, había que pensar en conseguir el dinero. Piensa que piensa, ora que ora. Se nos ocurrió rifar un carro. Entre las personas que hicieron el retiro estaba la Sra. Geny Núñez, de Maracay, que tenía una empresa. Ella se ofreció a comprar un Fiat Uno y que le pagáramos sólo la mitad. Dicho y hecho. A mandar a hacer los ticket!! Los amigonianos se ofrecieron a ayudarnos a vender.

La dinámica era explicar el Proyecto a los feligreses después de la Comunión y colocarnos en las puertas de la Iglesia con los talonarios. Pero como sacerdote, a Fray le pedían que ayudase en las Confesiones. Total que él confesaba y, en algunas ocasiones, viendo que no llegaba, pues la cola de gente para recibir el Sacramento era grande, me tocaba explicarlo. Yo, feliz de hacerlo, aprovechaba para decirles que no se trataba sólo de la rifa sino de que colaborasen con otras cosas: objetos varios, electrodomésticos, etc., que a nosotros nos servía todo lo que ellos no usaban. De veras que la gente fue generosa. Había quienes nos daban los Bs. 5.000 del boleto y nos lo dejaban para revenderlo. Después empezaron también a llamar para que fuésemos a buscar lo que querían donar. El Hogar María Páez, de El Valle, fue el centro de acopio. Aquí quiero agradecer a mi querida Madre Cecilia Villalobos, quien era la Madre General de mi Congregación en esa época, por haberme permitido apoyar este proyecto desde sus inicios, así como a las Hermanas de la Comunidad. Hubo que aclarar a las ancianitas lo que llegaba para el Proyecto y que luego salía, no fuesen a pensar que se llevaban las cosas de la casa.


Nuestro Hogar había recibido una donación del Fondo de Fortalecimiento Social, un ente gubernamental adscrito al Ministerio de la Familia de esa época, para unas reparaciones. Una tarde fui a entregar la Relación de los gastos y, en la sala de espera, me puse a observar una cartelera donde exponían las fotos de las Instituciones y Obras que recibían sus ayudas. De una vez pensé en que a lo mejor podrían ayudarnos para el Proyecto.

Hicimos un gran esfuerzo para vender la mayor cantidad de boletos. Enviamos a nuestros familiares en Carora, Mérida, amigos en San Cristóbal, Guanare y otros sitios, pero no logramos venderlos todos. El día de la rifa estábamos ansiosos a ver quién sería el ganador del Fiat Uno verde, ¡sacado de agencia! Pues, nada, se lo llevaron a Carora. El talonario fue vendido por mi hermana Sara y una maestra, compañera de ella en la Escuela Morere, fue la afortunada ganadora. Gracias a Dios no hubo contratiempos de ninguna especie, la Sra. Geny Núñez hizo el traspaso del título de propiedad, y la señora se vino a Caracas a recibir su premio. El carro lo teníamos en nuestro Hogar en El Valle. Las fotos de la entrega están en el álbum. Volviendo a lo del proyecto, de vez en cuando llamaba al FFS para ver qué pasaba. Mi  contacto era la Lic. Ortiz quien, con mucha gentileza y cariño me atendía y me iba poniendo al tanto. En nuestras oraciones pedíamos al Señor que, si era Su Voluntad, nos concedieran la ayuda. Seguimos a la espera.

Yo conocía al entonces Ministro de la Familia, Dr. Carlos Altimari Gásperi. Él, ingenuamente, me había dado número telefónico de su oficina y el del fax. Pues nada, no digo cada día, pero casi, le enviaba una cartica: Sr. Ministro, recuerde lo de la ayuda para los niños; o le dejaba un mensaje. Un día me dice: Hna., ¿ustedes pueden venir temprano a mi oficina en el Parque Central? Pues claro que sí, Sr. Ministro. Nos citó para un día concreto y, a las 6 de la mañana estábamos ahí, esperando que saliera de Misa en la Capilla de San Clemente, donde participaba cada día. Fuimos los primeros en llegar. Nos atendió con mucho cariño, expusimos todo, pero… “Yo no resuelvo. La Lic. Jairala es la que decide eso”. “Pero mire, Ud. es el Ministro, si le dice ella nos lo da” “Sí, pero esperen que ella analiza el cas
Pasaba el tiempo, no mucho a decir verdad, pero para nosotros era muy pero muy largo. Un día había en la UCAB un Congreso sobre la Acción Social de la Iglesia y supe que el Ministro iba a participar. Llamé a Fray al Colegio y le dije: “Vente porque el Dr. Altimari va a estar aquí y la Lic. Jairala también, vamos a aprovechar de hablar con los dos nuevamente”. “Hnta., yo tengo clase ahora”. “No, deja esos muchachos con alguien pero te vienes de una vez, no podemos desaprovechar esta ocasión”. “Ya voy”. Llegó el Ministro y lo abordé en el estacionamiento. Llegó Fray y hablamos con él. También con la Licenciada, ella dijo: “Sí, tienen ochenta millones, pero no me pidan más”. “Eso no nos alcanza, por favor”. Sí, eso es lo que puedo darles” ¡Gloria al Señor! ¡Qué alegría tan grande sentimos!  Esa misma mañana, después de una exposición en el auditórium, íbamos por el pasillo y alcanzamos a la Licenciada que iba al cafetín. Nuevamente le dijimos que, por favor, nos diera alguito más. Cuando llegamos al cafetín, ella le dice a Fray, en son de broma: “Si te arrodillas ahí te doy algo más”. ¡Qué risa! De una vez, Fray se arrodilló y ella le dice: “Te voy a dar diez millones más”.  Gracias, gracias. Ella no creía que se iba a arrodillar ahí y le dijo eso  porque – narró – cuando era una niña, a su hermano que a ellas les mezquinaba todo, si él quería helado le decía: Si te arrodillas te doy. Menos mal que se acordó de esa anécdota porque logramos algo más. Esto ha servido para, en más de una ocasión, echarle bromas a Fray.

Teniendo ya la aprobación por noventa millones, manos a la obra rápidamente para llevar al FFS los documentos de la Asociación, de la parcela y todos los requerimientos. Fue necesario inscribir la Congregación en el Ministerio de Relaciones Interiores y de Justicia, como se llamaba en ese entonces.  ¡Qué no hicimos y caminamos en esos meses!
Fray vio la necesidad de preparar a algunas personas para cuando comenzase el Programa. Habló con sus hermanos de la Provincia San José  de Colombia, quienes lo apoyaron bastante y le permitieron que fuesen a hacer un curso de terapeutas y compartir experiencia con algunas Comunidades allá. Fray César, Carlos, Pablo y María Isabel fueron enviados dos a Bogotá y dos a Medellín a prepararse. Todo con mucho sacrificio y austeridad. Después resultó que ninguno llegó a trabajar con nosotros.
Seguimos con la historia de la parcela. Aún nos faltaba dinero, pues recordemos que costaba ciento diez millones y, ni con lo obtenido en la rifa, completábamos, además de que había que terminar la construcción del galpón que estaba a medias y adquirir equipos, etc. De todos modos, confiamos en el Señor que de alguna parte se manifestaría Su Divina Providencia. Le aseguramos a la familia que vendía la parcela que ya teníamos ese dinero y ellos, muy gentiles y comprensivos, nos dijeron que  recibían esa cantidad y después podíamos ir pagando el resto.
Íbamos con mucha frecuencia a visitar la casa, comenzar a conocer los vecinos, planificar, llenos de inmensa alegría, los detalles de lo que sería la comunidad terapéutica, etc. De vez en cuando los Amigonianos nos acompañaban y algunas Hnas. de mi Comunidad. Estábamos todos felicísimos. ¡Ya veíamos funcionando todo! Algunos frailes que venían de vacaciones se quedaban encantados  con el sitio. El P. Clementino, Provincial en esa época, visitó también el lugar de la futura comunidad.  Esos eran nuestros planes. El Padre, cuyos designios son  inescrutables, tenía en los suyos algo más maravilloso aún. Para llegar ahí fue preciso contar con la cruz, que no se había aparecido casi. Faltaba ese sello que tienen las obras que son del agrado de Dios.

El entusiasmo no cesaba y bullían en nuestras mentes muchos sueños y proyectos.  Se me pasó decir que nos habían hablado de una Casa grande con un terreno espacioso en la carretera que va  a Güigüe. Fuimos a verla, bien bonita. Desde ahí se divisaba el Lago de Valencia. Pero estaba justo a orilla de la carretera y a Fray no le  pareció bien. Nos acompañaron a verla los esposos María Eugenia y Chucho.
Corría el año 1998. En el Fondo de Inversión Social  tenían un Programa donde, presentando un proyecto bien sustentado, donaban equipos a las Instituciones que tenían objetivos  sociales. Como conocía al Presidente de dicho organismo, le dije a Fray que era bueno pedirles nos equiparan el galpón. Me fui a Los Ruices a buscar la planilla de solicitud. Expuse el proyecto, les pareció bien y me animaron a entregarlo lo más pronto. En la lista de regiones, esa zona no estaba considerada como prioritaria pues es residencial, pero me dijeron que, dada la importancia del programa, harían lo posible por darnos una respuesta positiva. Entre los recaudos que solicitaban había uno que fue nuestra piedra de tranca: la aceptación del proyecto por parte de la Asociación de Vecinos.
Nos fuimos a la parcela creyendo que todo iba a ser papita. Hablamos con la familia de al lado, que siempre nos recibían muy contentos porque iba a haber algo bueno ahí, qué simpáticos son…  Les dijimos  lo de la carta y les expusimos el proyecto con los muchachos adictos. Nos escucharon pero… los gestos, luego las palabras… nos fueron diciendo que no iba a ser fácil la aprobación. Les propusimos invitar a los vecinos para el domingo siguiente en su casa. Llegó el día. Llegó gente no sé de dónde, siempre veíamos pocas casas. Objetaron todo y nos decían: “Aquí nuestros muchachos son sanos, van a estar viniendo carros de gente que no conocemos, van a dañar nuestra carretera (que más mal no podía estar), el agua llega poca y con ustedes ahí no nos va a alcanzar, la gente drogada que vendrá a dañar nuestros muchachos y muchachas, no podemos permitir que nos perjudiquen la zona…” Y pare de contar. Fray, que era el que sabía qué respuestas dar, les explicaba los alcances del programa, que más bien los muchachos arreglarían la carretera, que como el Estado nos estaba ayudando obtendrían beneficios para todos, habría agua en abundancia, sería una bendición para todos, etc., etc. Yo decía todo lo que podía. Josefa, José y Tania, que nos acompañaban siembre, daban sus opiniones tratando de convencerlos, pero eran duros de roer. Viendo que no logramos un consenso, les invitamos a otra reunión el domingo siguiente creyendo que, a lo mejor, cambiarían de parecer en esa semana, y los que no se habían enterado, pues, nos apoyarían.

Llegamos a La Victoria. Seguimos a Pie de Cerro. Dejamos el carro donde Magaly, amiga incondicional y siempre cercana desde los inicios. En la camioneta del señor Pedro arrancamos por la carretera hacia Gavante. Un paso de río, y otro, y otro. En el cuarto paso nos dijo que desde ahí comenzaba la Finca Pesgualito, al lado izquierdo. A Fray le iba gustando el paisaje, las montañas, los ríos, franciscano él. Después del noveno comenzamos la subida que ahora todos conocen. Llegamos. En la primera explanada había un galpón viejo, grande, donde tenían unos animales. En una habitación vivía una pareja con sus tres niños que cuidaban la finca. En la segunda explanada, subiendo más aún, había una casa con tres habitaciones, un baño, cocina-comedor y un patio grande. Al lado una casa más pequeña con dos habitaciones y un baño. Era el sitio más hermoso, desde donde se observaba la grandeza y hermosura de las montañas. Un paraíso, clima fresquísimo, un lugar tranquilo. Aguacates, cambures, limones, naranjas, lechosas, guanábanas, pimentones,  berenjenas, manantiales, naturaleza exuberante. Nos encantó.

Había que ir al grano de la cuestión: el precio. Le explicamos, en concreto, para qué queríamos la finca y le gustó la idea. De una vez le dijimos que él la vendía por ochenta millones, según nos habían informado. “Ah, eso era hace dos años. Ahora cuesta más. ¿Saben cómo ha subido el dólar? ¿Y todos los productos, alimentos, abono para los frutales, etc.? A 153 millones la estoy vendiendo” Y nosotros: “No podemos a ese precio. Solo tenemos noventa millones. Mire, aquí se va a recuperar un poco de gente, muchachos con problemas, niños de la calle. Aquí va a haber una capilla, la gente vendrá a orar, se celebrará la Eucaristía. ¿No le perece hermoso que en su finca  pase todo eso? Sí, ande, por favor”. Él continuaba repitiendo sus argumentos, valederos ciertamente, pero no era menos cierto que nosotros no teníamos más que ofrecer. Íbamos con él de cuarto en cuarto. Le parecía muy poco, a nosotros nos parecía muchísimo. Tanto insistimos que nos dijo: Sí, está bien, se las dejo en noventa” “Gracias, señor, gracias, ya verá cómo está finca será una bendición. Le avisamos cuándo nos vemos”. Fray ya estaba decidido en su corazón.

Llegó el día. ¡Aleluya! A las 9:00 a.m. del día lunes, 26 de agosto de 1988, teníamos la cita en el Registro del Edificio Cilento de La Victoria, para que el P. Lorenzo Vicente Soria, Representante Legal de la Asociación Civil Terciarios Capuchinos de Venezuela, firmara la compra de la Finca Pesgualito. A las 9:30 a.m. se firmó. La emoción fue intensa. Estábamos presentes, el P. Lorenzo, Fray Miguel Parra, Don Pedro Riú Prat, Nieves de Riú, María Eugenia y Chucho, y esta servidora.

Entregados los documentos, el P. Lorenzo regresó a Caracas. Nosotros seguimos en la camioneta Wagoneer a Maracay a casa de Chucho y María Eugenia, donde almorzamos y brindamos llenos de alegría. Después del almuerzo nos dimos a la tarea de lavar la camioneta, ya que no cabía un pelo más de los perros del señor Pedro. De regreso pasamos por la Finca.

No es posible continuar el relato sin expresar nuestra inmensa gratitud al Señor, Padre Bueno y Providente, por este regalo concedido a la Congregación Amigoniana. En las conversaciones con el Ministro de la Familia, le preguntamos en una ocasión: “El hecho de que ustedes nos hayan dado para comprar la finca, ¿es motivo para que alguna vez nos la pidan u otra cosa?” “De ninguna manera, contestó, ésa es propiedad de la Asociación, tranquilos” ¡Gloria a Dios! Sí, damos infinitas gracias a Dios. Siempre tuvimos una certeza tan grande de que era una Obra querida por Dios y urgida por nuestros jóvenes, que esa frase la colocamos en todas las cartas que enviábamos. El tiempo daría la razón. Los primeros días de septiembre Fray Miguel se mudó a la finca. Sus hermanos, Ivis y Alfredo, y su sobrino Haycar, lo acompañaban. Fue una ayuda invalorable la que estos muchachos le dieron a Fray. Cocinaban, limpiaban, echaban machete, recogían aguacates, etc., todo lo que se pueden imaginar que hay que hacer en una finca. Roberto, su esposa y  sus niños continuaron en la casona de abajo. El señor José, quien se quedaba en la casa de arriba, fue contratado por Fray para que trabajara, pero duró muy poquito porque, se podrán imaginar, toda la vida tomando aguardiente y masticando chimó, y desde que cambió de patrón no podía tomar más. ¡Nos reíamos con él! Cuando se fue, le preguntaban: “¿Por qué te viniste de arriba?”, respondía: “Qué va, allá rezan mucho, rezan al levantarse, rezan para comer, rezan para acostarse, puro rezar”. Nada que dijo que le hacía falta su bebida espiritosa. Esa fue la única condición que le puso Fray. Cuando comenzaron los muchachos a limpiar monte, encontraron verdaderos “entierros” de botellas de licor vacías. Él las iba “sembrando”. Sacaron cantidad de pipotes full de botellas.

Los aguacates fueron los que mantuvieron las actividades que se iban haciendo. Poco a poco comenzaron a llegar algunos muchachos para ser atendidos. Hubo épocas en que el grupo era grande. A vender aguacates se ha dicho. Fray vendía en la Victoria, y yo en Caracas, en el mercado de Coche, Restaurantes, vendedores en la calle, en las Casas de las Hermanitas de los Pobres, a particulares, etc., regateando precios. Ya tenía hasta clientes fijos. ¡Qué risa! De verdad se cuenta y no se cree. No sólo aguacates, también cilantro, cebollín, perejil, limones, lo que diera la tierra. Les cuento algo gracioso: En un retiro de Amigonianos en Jabón, en la Hora de la Alegría, hicimos varios actos bien jocosos. En uno me vestí de no recuerdo qué, y entre lo que hacía, llamé a Fray, le tomé las manos e hice que se las leía. Se puso rojito,  y le decía: “Por estas manos veo algo… como aguacates… por aquí ha pasado mucho dinero…”. Nos reímos a gusto. Comenzó la finca a ser el  punto de las reuniones de los Amigonianos que iban de Caracas. Ya desde que Fray comenzó con el Proyecto, ellos constituyeron una Fundación llamada “Amigos de Amigó” que tenía por fin, recuerdo, recabar fondos y apoyar el mismo, pero no se consolidó.

Cuando nos dieron el cheque en el Fondo de Fortalecimiento Social, la Lic. Jairala nos sugirió presentásemos el Proyecto a la CANTV para ver si nos ayudaban. Teníamos la finca, las casitas, pero… ¿y el Centro para los muchachos? Total que armamos muy bien el Proyecto y lo llevé una tarde, entregándoselo a la Lic. Erika Schmid, Gerente de Relaciones Institucionales de CANTV. Quedó en que estudiarían el caso y nos llamaría para una entrevista en caso de que fuese aprobado. Oración, oración y llamadas telefónicas. Hasta que un día llamó dándonos fecha y hora de entrevista con ella y las dos Asesoras de Proyectos. ¡Qué emoción! De una vez llamé a Fray quien se puso muy contento. Era una buena señal. Llegado el día nos fuimos. Los cinco entablamos una buena conversación, explicamos todo; preguntas iban y venían. En un momento nos pregunta ella: “Este proyecto está muy bien hecho, ¿de dónde sacaron el formato? ¿Quién les dijo que nosotros apoyábamos estas iniciativas?” Y nosotros: “Bueno, la necesidad que tenemos de hacer realidad esta casa para los niños de la calle”. Finalmente dijimos que sí, que en el FFS nos habían dicho que ellos nos podían dar un aporte y que por eso estábamos ahí. Nos dijeron ellas iban a presentar el resultado de la entrevista al Presidente de CANTV y nos llamarían. Pero antes de salir, una de de las Asesoras, Sharon, me pregunta: “Hermana, ¿usted es capuchina, terciaria? Y le digo: “No, yo soy Hermanita de los Pobres de Maiquetía, trabajo en un Hogar de ancianos”. “Esto me parece ecuménico – responde -, es muy raro que una Congregación pida por otra. Eso no es común”. “Bueno, el Reino es uno solo y no tiene fronteras – le dije más o menos eso -, pues sí, nos embarcamos juntos en este proyecto y ahí vamos”.  Me sorprendió que cayera en la cuenta de ese detalle, yo no lo había ni pensado, creo.

Al poco tiempo nos llamaron dándonos la noticia de que habían aprobado setenta y cinco millones de Bs. para que comenzáramos la construcción del Centro. ¡Gloria  Dios! A llamar a Fray Miguel, buscando la manera de hacerle llegar la información porque, como saben, arriba no hay cobertura. Habíamos quedado en que cuando bajara a la ciudad me llamara por si había algún mensaje. Además, en esos días iba con frecuencia, casi semanalmente, a llevar las cosas que la gente seguía trayendo para los muchachos y para la finca. Era bien hermoso ese compartir de la gente. De las Parroquias que habían colaborado en la venta de la rifa del carro llamaban avisando de donaciones de cocinas usadas, sillas, ropa, etc. El día que fijaron para la donación nos reunimos en la CANTV de la Av. Libertador en la oficina de la Gerencia. El P. Lorenzo Vicente Soria, como Representante Legal, firmó el acta de entrega del cheque. Regresamos felices y contentos.

Es bueno acotar aquí que la CANTV de 1999 fue la primera Empresa que creyó en el Proyecto. Habíamos enviado cartas a muchas instituciones del exterior, especialmente. Nos habían dado una lista de las que solían financiar proyectos. Pero nos respondían que Venezuela no era un país pobre, que no entraba entre los que ellos ayudaban. Por correo electrónico le escribimos a no sé cuántos, hasta a Bill Gates, a través de su Fundación. Nada. Nos contestó el responsable de los proyectos en lengua española que apoyaban a países pobres y con objetivos muy concretos, diferentes a los nuestros. Por supuesto, cuando CANTV aprueba la donación no cabíamos de gozo.

En ese ínterin, nos llamaron del Fondo de Fortalecimiento Social para que presentáramos el Proyecto al Gabinete ampliado del Ministerio de la Familia, junto con otra Institución que ahora no recuerdo. A prepararnos, entonces. Recuerdo que hicimos unas transparencias y Fray las explicó a todos, quedando satisfechos, desde el Ministro para abajo.




























miércoles, 1 de julio de 2015

 FINCA "FRAY LUIS AMIGÓ




























TESTIMONIOS DE PERSONAS QUE HAN CRECIDO EN NTRO. CENTRO INTEGRAL “FRAY LUIS AMIGÓ”

Me presento, soy Hna. Daisy, Terciaria Capuchina. Solo pues, que me tocó pasar por un periodo muy duro, casi irresistible, veinte años donde solo transite la oscuridad, donde solo me envolvió el dolor, la soledad, y el mundo exterior se convirtió en un extraño para mí  y yo para él… me desligué de la vida, primero por ciclos que se repetían con frecuencia, ciclos de depresión mayor que  me obligaban a separarme también de mi comunidad religiosa y de todo apostolado, siempre sentía que todo iba perdiendo sentido… en el fondo solo me quedaba mi Dios y la convicción de que me eligió aunque yo no entendiera qué estaba pasándome.

En el año 2000, el psiquiatra me dijo que estaba esquizofrénica… veía ya alucinaciones,  dormía solo con pastillas, y casi no me levantaba de la cama… salía poco de la habitación cuando estaba en la comunidad…. Es decir estaba muerta porque ya en mi pobreza decidí que no valía la pena vivir. Mi mayor dolor era que le había entregado mi ser al Señor desde los trece años y ya no podía servirle… mis pensamientos eran siempre aterradores y me perseguían imágenes feas que asechaban para atacarme, este estado me llevó en tres ocasiones a intentar el suicidio, por eso casi siempre estaba dopada…
 En el año 2009, por misericordia de mi Jesús, las hermanas conocen la existencia del programa de recuperación para adictos, fundado por Fray Miguel Parra. Mi provincial me invita a hacerlo. Mis palabras después de unos días fueron: “Esta bien, me iré allí, pero si no resulta, será la muerte porque yo ya no se más que hacer”… y así llegué, sin esperanzas, sin fe, sin ganas, sin luz, sin Dios porque se me había escondido… para entonces mi dosis de pastillas eran tan altas  que sumaban 700 mensuales de una diversidad de medicinas: ansiolíticos, anti psicóticos, antidepresivos, anticonvulsivos, esquizofrenia... No me había dado cuenta, pero los primeros días en el programa, se llama Finca Luis Amigó, los terapeutas sacaron la cuenta… esta ingesta, la inactividad, mi estado mental, habían logrado que de haber pesado solo 47 kg hasta los 33 años, llegase allí con 101 kg.  Aparte de eso no pronunciaba palabra… Pero allí, en ese lugar escondido y hermoso, lleno de tanto amor, encontré la misericordia de Dios… me encontré conmigo misma de nuevo, a medida de las terapias que nunca me di el lujo de cuestionar sino obedecer… fui despertando. No sé cómo explicar, en una Eucaristía que celebraba el P. Miguel como final de un retiro donde no participe, tuve un fuerte encuentro con el Espíritu Santo, un descanso que desconocía y que tanto necesitaba y esa noche sentí una paz tan grande y placentera que enmudecí por dos días, para entonces tenía tres meses en el programa. Este momento lo considero el punto de partida de mi sanación.

 A partir de esa noche comprendí  que podía mirar la vida de otra forma, que estaba enferma, pero que me estaba sanando y que todo resultaría como yo le había pedido al Señor la noche antes a solas, que todo eso era obra de Dios… y así fue, hice un trabajo duro, no fue nada fácil salir de mi estado... tuve crisis de abstinencia y eso es terrible, pues comencé con ayuda del Padre Miguel a dejar las pastillas poco a poco y ya para el mes de Mayo del 2010, decidí dejarlas todas de una vez… después de esto estuve un mes entero sin poder dormir, viendo de nuevo alucinaciones y creyendo me estaba volviendo loca… Siempre recordaré la voz dulce de mi hermanito terapeuta que me decía: Exíjase hermanita, exíjase… Tú puedes Daisy, tú puedes.. Todo es posible para el que cree...Eres brillante...Eres toda una campeona…”
 Ser una Campeona es poner toda la confianza en Dios como su criatura amada, es  sentirme amadísima y escogida, es poner en El mi debilidad y reconocer mi fortaleza, es dejarle a El vivir en mi… y SI DESPERTE DE AQUEL HORRIBLE LETARGO… COMENCE A ALABAR, BAILAR, CANTAR...VOLVI A ESCRIBIR POESIAS y Canciones...JEJE...MENOS JUGAR FUTBOL!!!  TODO FLUYÓ después de un año, salí con 36 kilos menos, que luego fueron 40 menos. Con el alma nueva, y el corazón y la mente puesta en solo un objetivo: AMAR COMO EL ME AMA...y no decaer jamás…PORQUE ESTOY EN SU CORAZÓN.
 Yo elegí entre la muerte y la vida porque tuve las dos cosas, y hoy ESTOY VIVA… tengo  una afección cerebral, soy nieta de un epiléptico y herede algo de su mal, tengo a veces ausencias, pérdidas de conciencia, dolores de cabeza… jajá pero quién puede con la obra de Dios?? En todo esto vencemos El y yo… Continúe el programa por dos años. Seguí aplicando lo aprendido y me convertí en un nuevo instrumento sanador para otros...Comprendí allí que fui sanada para sanar...Que mi vida es una bendición y así se convierte cada día para los jóvenes, los adultos y todo el mundo… mis hermanas? Algunas aun no creen, muchas se admiran y otras glorifican a Dios!! Y el psiquiatra que me trató sigue diciendo que es imposible estar sana porque científicamente mi caso no tiene cura…
                                                           Mi gozoso abrazo:
                                                                                   Hna. Daisy Naranjo Seijas. TC


La Victoria, 06 de mayo de 2015

Soy Renata de Rodríguez; egresada de la Universidad Espiritual que tiene por nombre “Centro de Crecimiento Integral Fray Luis Amigó”. Para mi ha sido mas que una universidad.

Primero: Cambió mi vida; yo decía soy católica, pero realmente era una católica cómoda. Aquí aprendí a  ser católica de alma, cuerpo y corazón.

Nunca pensé que mi vida cambiaría después de sesenta y pico de años que tenía para aquel entonces; pero así fue y es: Puedo decir “Soy Feliz”.

Aprendí a confiar plenamente en Dios. A amar y comprender que todos  los seres humanos,  somos hermanos sin importa raza, color y cultura.

Tengo herramientas para defenderme y solucionar los problemas que se presentan en la vida cotidiana.

Los problemas por los cuales yo asistí a este Centro Fray, fueron mis nervios. Ya puedo decir plenamente, que puedo controlarlos y aceptar con   tranquilidad las adversidades de la vida.

En el momento de plasmar esta reflexión, tengo setenta y nueve  años. Como me gustaría, tener unos años menos, para disfrutar todas las actividades que se celebran en el Centro Fray. Tener la capacidad mental y física para ayudar y aportar un poquito de lo mucho que yo aprendí aquí.

Agradezco a Dios Primeramente, al Padre Miguel Parra, a los terapeutas, colaboradores del Centro Fray, y a cada uno de los compañeros que de una u otra forma, colaboraron con mi formación.

Gracias especiales a mi esposo Rosalio Rodríguez, quien ha sido mi compañero fiel durante todo el Proceso terapéutico.

Me despido muy orgullosa de pertenecer a este Centro. Que el Señor derrame muchas bendiciones sobre nosotros y sigamos creciendo en calidad y cantidad.

Renata de Rodríguez


 Un cordial saludo de antemano,  Me llamo Carlos Pineda, Soy un apasionado en desmentir ante las personas con mi aptitud  que aunque las cosas estén mal , ver el universo de otra manera, me refiero a una manera positiva desde los pensamientos, un día me encontré con un sacerdote llamado Miguel Parra y me dijo  “ el que cambia su manera de pensar cambia su vida “ , que bonito lema no  ? , así empezó mi historia en primer lugar aceptando que tenia un problema y motivado a la idea de que tenia un Dios que estaba dispuesto a batallar conmigo . Luego que lo ACEPTE me decidí a luchar  de otra manera no lo hubiese logrado.
Quien iba a pensar que un chico como yo de apenas Once años que salía de la escuela a vender Helados, caramelos, galletas en las camionetas  con una situación económica que acaso alcanzaba para comer, que tenia malas ajuntas que me gastaba el dinero en video Juegos y que al final de la noche prefería dormir en una plaza que llegar a la casa y decirle a mama que no tenia plata eso realmente me aterraba. Me lo gastaba realmente no tenia edad para aceptar que me toco una familia que dependía de mi ayuda, pero era muy chico para entenderlo. Tuve mucho problemas con mi madre le guardaba rencor  y hoy a los 25 años comprendo que es una mujer extraordinaria dispuesta a dar su vida por mi. Y ese rencor se volvió en un agradecimiento infinito por todo lo que me paso cuando apenas tenia once años pues  quizás estaría sin vida y no lo estaría contando. Hoy en día pregunto por los jóvenes que compartieron conmigo esas aventuras cuando niños y solo queda uno vivo estoy hablando de mi persona.

Llegada al centro de crecimiento integral Fray Luis Amigo

Llegue en un momento donde me encontraba alicaído, mi mama no podía sustentar la situación que presentaba mi conducta evidentemente incontrolable, los niveles de rebeldía eran muy altos. Pero algo muy importante siempre me mantuve sano, nunca consumí drogas, nunca fume, aunque todos los muchachos que me rodeaban de mi edad consumían y me convidaban, pero aunque me encontraba en esa situación mi yo interno y un Ángel que me cuidaba y no veía  siempre me decía mantente firme. Realmente fue muy difícil mi llegada a la finca Fray Luis Amigo,  pasar del libertinaje a un entorno donde al comienzo no podía acostumbrarme a sentirme atrapado, cumplir normas, levantarme a las seis de la mañana a trabajar en un campo. Ya tenia 16 años de edad y hasta ese momento siempre fui un  independiente irresponsable.

Al pasar el tiempo ya el Centro de Crecimiento Integral  se convirtió en el hogar  que me daría un cambio total a mi vida , mis momentos de rebeldía fueron convirtiéndose en momentos de reflexión , no había un momento en que no reflexionara sobre mi conducta , mis largas horas en el campo me permitieron pensar y exponerme a mi mismo lo que quería para mi vida , el amor por parte de mis terapeutas transformaron y domaron ese carácter incontrolable , me ayudaron a entender la importancia de poner en manos de Dios mis problemas y preocupaciones , me enseñaron a saber lo importante que es la familia y que las personas se comportaban según sus crianza .  Respecto a mi mama comprendí que tenía mucho más oportunidades de cambiar YO que tenía 16 años que mi mama que tenia 40.

Pasó el tiempo y ya era una persona madura con un proyecto de vida firmemente establecido,  me dieron la oportunidad de salir a estudiar con una visión de futuro bastante amplio y entendiendo que no iba hacer fácil pero tampoco imposible,

Al cumplir mis 18 años comenzó mi vida fuera de la finca aun seguía con mi meta de graduarme, empecé a trabajar en Industrias Cosmo Partes, la empresa que me dio la oportunidad cuando apenas cumplía los 18 años, era un operador que al pasar del tiempo se gano el cariño de las personas y me ofrecieron pagarme mis estudios al salir de bachillerato. una vez cumplí los 20 años de edad ya estaba cumpliendo mi primera meta ya era Técnico medio en informática y como regalo me compre mi primer carro con esfuerzo y sacrificio hecho que nunca pensé tener cuando tenía 12 o 13 años  , inmediatamente empecé la universidad y ya era otra meta en curso ,.

Al cumplir mis 23 años de edad recibí mi segundo titulo como Técnico Superior y Producción Industrial aun permanecía en la empresa que me vio crecer y me dio la oportunidad , y que en estos momentos a los 25 años aun formo parte de ella y ya soy Jefe del departamento donde comenzó mi libertinaje Responsable ,

He viajados por distintos países como EEUU, PANAMA, ECUADOR, ARGENTINA, ARUBA, CURACAO. Les cuento no como manera de pretender sentirme superior, lo digo por el hecho de sentirme infinitamente agradecido y que le sirva como ejemplo a los jóvenes que en estos momentos se encuentran en una situación semejante o peor en la que yo me encontraba, no es imposible me siento orgulloso de mi mismo nunca pensé cuando era un chiquillo viajar tantas veces, comprar carros sacar a mi mama fuera del país como regalo de cumpleaños debido a la situación económica , Es impresionante la diferencia cuando le entregamos a Dios nuestras , metas y sueños . En estos momentos soy estudiante de gastronomía y en planes de mudarme a Buenos Aires a terminar una meta propuesta y seguir cumpliendo mis sueños.
Gracias por permitirme brindar a muchos mi experiencias agradecido estoy por que en estos momentos aquello que me causaba melancolía expresar hoy me causa una infinita alegría.

Gracias

Carlos Luis Pineda