sábado, 19 de diciembre de 2015

Reseña sobre el Templo El Buen Pastor

Los cristianos alabamos y bendecimos a Dios doquiera nos encontremos, pues vive en nuestros corazones. Como Iglesia nos congregamos para celebrar y testimoniar con los hermanos la fe que profesamos.

En Pie del Cerro, por muchos años, este encuentro de fe lo teníamos en una humilde y sencilla capilla que fue testigo de muchas conversiones, testimonios, celebraciones litúrgicas, recepción de Sacramentos..., vivencias que cada domingo hacían que fueran aumentando los feligreses venidos de La Victoria, Colonia Tovar, El Consejo, San Mateo, Turmero, Zuata, Cagua, San Francisco de Asís, Valencia, Caracas, otras ciudades del interior, hasta contar con gente venida de otros países. Se hizo pequeña para acoger a tanta gente.

Hace aproximadamente ocho años, vino de Valencia un laico muy comprometido con el Evangelio y en la Iglesia, hombre de oración intensa, a quien le llamó la atención la afluencia de gente, el fervor y lo que ahí se vivía. Se fue muy motivado y vino en alguna ocasión a dictar algún retiro espiritual. Después contó que, estando en oración, visualizó que ahí, en el mismo sitio de la capilla, se construiría un gran Templo al cual vendrían personas de otras latitudes a orar y alabar al Señor. Lo veía como un gran Centro de oración y adoración. Así lo comunicó a Fray Miguel Parra, sacerdote, religioso amigoniano, quien desde el año 1998 comenzó a celebrar la Eucaristía todos los domingos, además de las celebraciones del Año Litúrgico.

Fue pasando el tiempo. La idea del templo siguió rondando por la cabeza del fraile y, sobre todo, por su corazón. No se sentía digno de construir esta Morada  para el Señor, pero se sentía llamado fuertemente a poner manos a la obra.

-          Dios mío, ¿cómo? ¿con qué?
Siguió orando, esperando las luces del Espíritu. De repente, llegó el momento de iniciar. En la oración, el Señor le hizo sentir que sí, que contara con Él, que todo fluiría según Su querer, que confiara plenamente en Él.

Con esta certeza y sabrosura que da el Señor cuando nos ponemos en Sus manos, con entusiasmo y alegría, comenzó a dar los primeros pasos: hablar con la comunidad de Pie del Cerro, con el obispo de la diócesis, los superiores,  los cooperadores Amigonianos, bienhechores, amigos…


Comenzó a cumplirse la promesa del Señor: surgieron bienhechores generosos, se hicieron actividades para recoger fondos, la gente ha ido colaborando, dando su pote de pintura, pintando en familia… y así se ha ido construyendo... Tenemos la certeza de que poco a poco Dios seguirá bendiciendo Su casa, Hogar de acogida para sus ovejas en busca del Buen Pastor que les ofrece Vida y Vida en abundancia.

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